Tribus urbanas: las pandillas, bandas, o, simplemente, agrupaciones de jòvenes y adolescentes, que se visten de modo parecido, llamativo, siguen hàbitos comunes y se hacen visibles, especialmente en las grandes ciudades.
Este fenòmeno empezò en 1991, donde la prescencia de las tribus era muy notoria en los medios y en las calles. Los centros de las cuidades se poblaban de jòvenes que manifestaban su rebeldìa o diferencias en las noches de normalidad, pero no para ellos.
Las tribus urbanas se presentaban como potenciales fuentes de agresividad, como resultado de innumerables tensiones y ansiedades que embargan a la juventud contemporànea.
Adolescentes y jòvenes solìan ver en las tribus la posibilidad de encontrar una nueva vìa de expresiòn, un modo de alejarse de la normalidad que no les satisface y, ante todo, la ocasiòn de intensificar sus vivencias personales y encontrar un nùcleo gratificante de afectividad.
Adolescentes y jòvenes solìan ver en las tribus la posibilidad de encontrar una nueva vìa de expresiòn, un modo de alejarse de la normalidad que no les satisface y, ante todo, la ocasiòn de intensificar sus vivencias personales y encontrar un nùcleo gratificante de afectividad.
En la segunda mitad del siglo XX, se encontraba la crisis de una modernidad industrializada, dando paso a una reivindicaciòn de una nueva imàgen de los jòvenes y para los jòvenes. Los propios jòvenes tienen discursos, costumbres, moda... es decir, el fenòmeno preciso de conformaciòn de las tribus urbanas.
Los integrantes de las tribus urbanas, son vistos como una amenaza en la medida enque pueden traicionar los valores de sus padres. De aquì que los movimientos juveniles tiendan a satanizarse por la propia sociedad en que surgen.
Los adolescentes y los jòvenes son especialmente sencibles a sus situaciòn en el mundo. Por eso dependen de la consideraciòn de los otros y buscan, construir su propio estatus relacional. De aquì su trabajo incansable sobre la apariencia, la ropa, los modos y modas, y su habitual tendencia a significarse.
La otra clave de las tribus urbanas es la afectividad grupal, para encontrar apoyo sentimental y para compartir experiencias y actitudes con quien se consideran iguales.
Los jòvenes y adolescentes que se alistan a las tribus tienen actitudes de contestaciòn a la sociedad adulta o a sus instituciones ya que se sienten desplazados de la escuela, la familia, los adultos, etc.
Cuando se visten, se adornan o se comportan siguiendo ritos, ritmos y costumbres que no pertenecen a la normalidad adulta, estàn manifestando su rebeldìa y buscando, a travès de ella, la construcciòn de una nueva identidad y de una nueva reputaciòn.
Costa Pere, Oriol, et al, Tribus Urbanas, Barcelona, Paidos Ibèrica, 1992
Maffesoli, Michel, El Tiempo de las tribus, Paris, Siglo XXI, 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario